miércoles, 6 de octubre de 2010

ULTIMO CAPITULO - EL PAJARO LIBRE

Todo tiene un fin, pero en este caso no es definitivo, lo dejaremos en un "¡ HASTA LUEGO!"
Hace años, muchos años, un hombre se entregó al trabajo oscuro y silencioso, seis lustros vivió así, guardando en su corazón los mensajes de paz y amor que traía a los mortales. Al fín se internó en el desierto, donde las fieras le defendían de los hombres. Cuarenta días oró mirando a lo alto, luego dirigió sus pasos hacia el horizonte, hacia su casa, y viendo lo que en ella acontecía, se austó. La casa de Dios era casa de tráfico, El Templo, una lonja.

No me gustan las comparaciones, pero giro la cabeza, miro mi ciudad y ....  Cuando uno se siente libre y se para a pensar, siente unas ansias inmensas de salir volando, para seguir viviendo en libertad.

Cuantas y cuantas veces pasa esta frase por mi mente, después de tanto y tanto luchar, no se si es aburrimiento, cansancio o impotencia por contrarrestar,  o.. ¿será miedo a poder seguir viviendo en libertad?  Tenemos  un jardín donde el poder absoluto y la ambición personal dan tanto miedo que nadie es capaz de declarar. O se muere por la causa o se vive en libertad, esta es la decisión que hemos llegado a tomar y todos los habitantes del jardín deben y pueden opinar. Téngase en cuenta que conociendose esta fábula también serán responsables de lo que suceda a posterioridad, por lo que actúen desde la responsabilidad y en miras al porvenir para que éste pueda llegar a ser el jardín que antaño fué y que el futuro cercano sea de libertad y sin ambición.

No todas las especies que aqui habitan están al corriente de los sucesos pero si los que las conocen  deberán hacerlas extensibles a todos los entornos mas cercanos a ellos.

Ojo con las apariciones públicas del Halcón y sus movimientos estratégicos. Es muy dificil y no son buenas comparaciones pero existen históricas frases que dejan claras las ambiciones. Toda ambición tiene este defecto: nunca mira atrás.
Si queremos ser jueces ecuánimes de todas las cosas, persuadámonos primero de que nunguno de nosotros está sin culpa. Ni un solo momento vive de veras para sí quien no vive para nadie. Tengamos la forma y la gloria en tal lugar que nos nos dirijan ellas, sino que nos sigan.

Oh Halcón, no eres el que eras, no has conservado tu personalidad, tu caracter, te has dejado llevar por la Cigarra, sus modales nada amanerados, sus aficiones, su mal gusto y su poca sensibilidad.

Por mucho que haga uno el mundo, éste siempre seguirá su rumbo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Menos mal que ya ha acabado el culebrón éste, porque menudo tostonazo.