miércoles, 7 de julio de 2010

EL PAJARO LIBRE

Epílogo

Este es un cuento sobre un pajarito que al regresar a su casa, se encuentra con el poder del Halcón, el canto de su amada la Cigarra, la sinrazón de las Hienas, la ansiedad de los buitres y las verdades de las Urracas, en el jardín del poder.

Capítulo 1
Revoloteando de nuevo por la ciudad, tras un letargo en el tiempo, ¡POR DIOS! ¿Qué veo? Lo que era un hermoso jardín plagado de pajaritos que nos complacían con sus bellos cantos, hoy se ha convertido en un paraje desertico y triste, en donde los jilgueros se han convertido en Urracas, ya que han sido hechizados por el perverso Halcón acompañado de su amada cigarra, las Hienas y los Buitres. La curiosidad me invita a descender y mezclarme entre ellos para oír de cerca todas sus murmuraciones.

A ver ¿qué rumorean las Urracas… Parece que hablan sobre el Halcón y sus buitres, voy a posarme junto a ellas... ¿qué oigo? ¡No puede ser! Pues no están comentando que existen puntos oscuros en las facturaciones de algunas empresas, no puedo creerlo, imposible, con el control que se lleva desde la oficina de compras dirigida por la Cigarra por orden expresa del Halcón; con tanta publicidad que ha hecho a través de los Loros radiofónicos y las Cacatúas escritas, si se podría hasta decir que ha hecho un bando, tengo fe que la junta directiva de los pájaros jamás lo permitirá. Voy a acercarme a ver si me entero de mas… si es que parece mentira que nadie se entere, ni caso hacen a los reparos del Pájaro sabiondo, pero… sigue otra murmurando, a quien salpicaría esto que ningún animalito quiere hablar de ello, hay, hay, hay, me voy, me voy con los Buitres que esto se pone al rojo vivo…

¿Y ese revoloteo de los buitres? Qué jaleo tienen montado entre tirones y empujones que todos quieren más… más contratos a dedo, más firmas en contratos de confianza, más ampliación de horas en los mismos, más adaptaciones para más justificaciones, y entre tanto y tanto los empujones por los bancos del jardín, ¿quién mueve a quién?, aunque en este tema todos coinciden que quien manda es únicamente la palabra y el poder absoluto del Halcón.

Observo a lo lejos, en la parte más árida del jardín del poder, una jauría de hienas, como pájaro que soy, no las entiendo, pero volaré hacia ellas a ver si esclarezco algo, ¡son siervas sumisas al Halcón! ¡Una de ellas es su mano derecha, la más influyente del grupo! Pero parece que proceden de otro lugar, pues no las entiendo, nunca las vi antes en este jardín, peligro, peligro demasiada ambición.

Y digo yo… ¿Qué dirá el Halcón a todo esto? Con todo su esplendor, orgullo y poderío , lo ves satisfecho, orgulloso y esplendoroso de un trabajo bien hecho. Éstas son sus conclusiones en cualquier entrevista a la que se ofrece, busca, se la encuentra o la impone ya sea con los Loros o con las Cacatúas y últimamente con los Periquitos televisivos, que vienen los periquitos por problemas en el casco antiguo del jardín, no pasa nada, éste no es motivo de ninguna actuación inmediata, no existe ninguna preocupación, que con los loros radiofónicos, la cacatúa opositora le reta a esclarecer ciertos cobros y contrataciones de algún buitre a su servicio , no es problema, se busca la mejor solución justificable aunque no sea creíble, que con las Cacatúas escritas surgen problemas a nivel de polluelos en aprendizaje, los rebate, aunque luego tenga que poner la mejilla para recibir, la cuestión es salir siempre airoso ante los medios de comunicación del jardín del poder.



¡Ay Halcón de alas recortadas! que difícil tienes remontar tu vuelo,

ya que tu solito te cortaste tus alas,

rompiendo con otros de buenos consejos,

y olvidando que para seguir

te hace falta el apoyo de todos ellos.

¡Ay Halcón de alas recortadas,

qué has hecho del jardín,

que de rico, bello y próspero

lo has convertido en

árido, rocoso y con un futuro incierto



Las Urracas siguen hablando y ahora del poder del canto de la Cigarra, sí, sí Cigarra lo he dicho bien...¿Verdad que nadie ha visto este poder? Sería el canto de la Sirena, claro… que arrastraban a los marineros a lanzarse al agua tras ellas entregando su vida, bueno, pues como seguía escuchando, en este jardín, tenemos el canto de la Cigarra que domina al Halcón hasta el punto de convertirlo en perverso, ambicioso, egoísta, poderoso y transformando su mente al límite de lo impensable e increíble. Qué maravilla debe ser ese canto de Cigarra .



Oh gran Halcón,

Que el canto de una cigarra te domina,

Cuando será el día,

Que abras los ojos a la vida,

Y acabe esta pantomima.

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